lunes, 12 de enero de 2009

Cuento 4. -Monumento a la vida

La niña se puso de rodillas sobre el calido cesped, tomo unas pequeñas piedrecillas y jugueteo con ella entre sus dedos, dedos delgados y palidos, que le hacian juego con su nariz respingada color rosada, que se veia bellamente acompañada por dos risos dorados que bajaban por su cara, en forma ludica y aleatoria.  Su vestido blanco ya se había ensuciado a primeras horas del día, con diversas manchas de tierra, y una que otra mancha de chocolate.

Sus ojos verdes entonces repararon de que en un asiento de acero cercano, se encontraba un hombre vestido de blanco, un hombre viejo, de pelo blanco y sonrisa luminosa.  El hombre le sonrio, y ella le regreso la sonrisa, con sus labios finos y refinados.

La niña siguio entonces jugando con las piedrecillas, sin volverle a prestar atención al hombre.  Hasta este consumido por la curiosidad le pregunto. ¿Que es lo que haces pequeña niña?.

La niña lo miro, como cuando un adulto mira a un niño cuando hace una pregunta absurda. -Quiero armar un pequeño monumento por aquellos que han muerto.

El hombre asombrado entonces la miro con mas curiosidad, la niña tenía algunos pocos pares de piedras, ¿Como podría hacer un monumento?, entonces entendio que sólo se trataba de una jugarreta de la niña, tan común en los niños de hoy en día.

-Y dime pequeña, ¿Como es que piensas hacer un monumento por los muertos?- Pregunto un tanto divertido.

-Es facil, esta piedrecilla representa la fortaleza de aquellos que murieron, aquellos que dieron su vida por otros sin cuestionarsela, los que jamás dudaron en ayudar al projimo, esta redonda a aquellos que su sonrisa llenaron de alegria la cara de muchos, estos por los que aprendieron a hablar de corazon a corazon, esta rosa blanca por los que amaron sin ser amados y asi conocieron el amor, y esta rosa roja por los amantes que podían mirarse a los ojos sin temor, esta amarilla por aquellos que fueron fieles en amistad.

Entonces la niña se aparto, y el hombre vio el mas grande monumento jamás concebido, el monumento de aquellos que vivieron.

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