sábado, 17 de enero de 2009

Cuento 7 -Pensamientos de un compañero.

Estaba entonces él recostado sobre la cama, viendote sonreir, bajo el brillante sol que entraba por la ventana, tiñendose de multiples colores al pasar coloridos vidrios que alegraban tu vida cada día, al mostrarte un mundo más optimista.  

Se sintio un poco incomodo al verte mas alegre de lo normal, pues eras su confidente pero a veces él sentia que pasabas cosas por alto, a veces solo podía deducir cuando llegabas y llorabas sobre él, sin decir alguna otra palabra.   Recordo entonces cuantas veces trato de rogarte, intentando derramar alguna lagrima, que le contaras aquellos sucesos del diario vivir.

Vio cuando te pusiste aquella ropa colorida, algo andaba mejor que de costumbre, trato de sonreir mas no pudo.  Tuvo la esperanza que volvieras con esa misma alegría.  Cuantas veces antes te había visto asi, y luego mas tarde sin saber el por que lo lanzabas lejos, lo herias, y asi cada decepción se habia convertido en una cicatriz tambien para él.  Tan solo si supieras lo que él sentía.

Un boton menos de su piel era tu desesperanza, un ojo herido era tu decepción, una oreja doblada era  el castigo despues de haber escuchado por horas tus confidencias.  Entonces lo tomaste con tu alegria y lo guardaste dentro de una caja, le pusiste una cinta, y él en la oscuridad pudo sentir cercano tu calor, algo en su corazon inerte le decia que sería la última vez.  Desesperado deseo poder hablar una vez en su vida, decirte por una vez lo bella que te veias a la luz del sol.

Pero ya era tarde, ese día nunca mas volviste a ver al oso de felpa que abuela te habia regalado, ahora él era el confidente de alguna otra niña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario