jueves, 11 de junio de 2009

Cuento 14: El fantasma del metro.

Fernando bajo a la estación de metro, una estación fría y de murallas grises, el aire pasaba a través del túnel como un fuerte ventarrón glacial. La gente se intentaba cubrir con diferentes abrigos, largos, cortos, de diferentes materiales, de diferentes colores. Todos ellos mirando indiferente a lo profundo del vacío.
Una chica vestida de oscuro se le atravesó en su mirada, sus ojos grises e inexpresivos se clavaron en él. La chica tenía el pelo negro, y una tez blanca como la nieve, sus labios no esbozaban sonrisa alguna. Fernando sintió un frío aún mayor al mirarla a sus ojos, como si su vida hubiera sido absorbida por aquella mirada tétrica.
El hombre quiso apartar su mirada de la mirada de ella, movió su vista a otra dirección y luego en una diferente, encontrándose nuevamente con la mirada que pretendía quitarle los mil recuerdos que él albergaba en lo más profundo de su ser. Un escalofrío lo cubrió cuando la chica se le acerco, con movimientos suaves y elegantes.
Fernando camino algunos pasos a un sector más iluminado, y sin habérselo esperado la luz se apago, los ojos de la chica se volvieron tétricamente brillantes al reflejar un foco lejano. La gente no parecía reparar en la escena, cada uno estaba inmerso en su propio universo, en su propio plano de la realidad.
-¿Qué es lo que deseas de mi?- pregunto el hombre.
-¿Por qué yo he de desear algo de ti?-La chica sonrío.
El hombre entonces tuvo la impresión de que no había más vida en la chica que lo que había en una piedra. Sin sentir pavor el hombre intento controlar sus emociones, más algo no estaba bien y su mente no podía ser engañada.
Sentía el desconsuelo, la desesperanza, el lloro y los lamentos, todo en una chica. Sin darse cuenta esta apareció delante de él y le extendió la mano. El hombre pensó que lo tocaría, más no lo hizo, rápidamente se aparto de él, una luz ilumino el anden, el transporte de acero había llegado.
La gente comenzó a abordar el tren rápidamente, empujándose, lastimándose, compitiendo por subir, la chica sonrío. Fernando se quedo inmóvil, viendo como entonces la chica abordaba uno de los carros. Para luego desaparecer entre la multitud, luchando también por tomar un asiento con empujones bruscos.
El tren partió, y ningún ser viviente entonces quedo en el andén, sólo Fernando, un fantasma que cada mañana descendía y observaba a los hombres vivos, para convencerse a él mismo, que en su estado, poseía mas vida que aquellos que decían vivir.

domingo, 7 de junio de 2009

Cuento 13: Una historia de amor

Elisa había conocido a jhoan cuando cumplía 15 años de edad, por primera vez que lo vio fue en su cumpleaños, amigo de un amigo, de esos que llegan sin ser invitados y que se hacen amigos de todos los familiares, y basta sólo una hora para que ser conocido por todos.
Elisa lo detesto de primera vista, no le parecía muy agraciado, sus palabras eran torpes, y no muy inteligente. Por el lado de Jhoan fue diferente, cuando vio a Elisa fue como si un golpe eléctrico golpeara su corazón de pronto.
La chica era hermosa, delgada y de una bella voz, suave y encantadora. Poseía unos ojos verdes, los cuales había heredado de su abuela, y un pelo castaño que bailaba junto a los elegantes movimientos de la chica.
Jhoan nunca olvido esa primera impresión, confeso sus emociones a sus amigos quienes entre bromas comenzaron un plan para que la chica se mostrara interesada, pero nada de lo planeado comenzaba a funcionar, desde los más pequeños detalles a las mas grandes hazañas. Más de alguna vez el chico había pasado alguna vergüenza, y se esforzaba por tocar su corazón, con los años comprendió entonces que Elisa poseía la característica de ser un tanto superficial, por lo que mirándose un día al espejo decidió rendirse.
Elisa nunca más volvió a ver aquel chico, al poco tiempo comenzó a extrañar sus insistentes llamadas, correos, mensajes electrónicos, y un sin fin de cosas que antes le molestaban, pero que se habían hecho cotidianas en la vida de ella.
Muchos años pasaron, y Elisa llevada por su superficialidad frecuento una gran lista de chicos, hasta que un día encontró el chico ideal para ella. Era encantador, amable, y poseía un bonita cara, de muy buen parecido. Ambos se enamoraron, y la relación comenzó a ser ideal.
Un día, como cualquier día, la chica iba camino a su casa, conduciendo su auto a gran velocidad, más nunca llego a destino, un fatal accidente quemo parte de su cuerpo y cara. Cuando los médicos la dieron de alta, ya no era bella a los ojos de los hombres, y ella se repudio y encerró en su casa sin querer ver a la persona que amaba por miedo a perderlo para siempre.
Su novio después de mucho insistir entonces logro entrar a su casa, y vio a la chica en el peor de sus estados, una cara manchada, una cabeza sin mucho cabello, y empapada en lágrimas. Entonces el chico se le acerco y la beso.
La chica sin entenderlo entonces le pregunto como es que la quería aun, y entonces el sonrío y dijo: -Siempre te he querido, por lo que tus ojos reflejan, por lo que tu voz dicta de ti, la vida te dio una lección, y solo faltaba que la aprendieras para que fueras perfecta, ahora que sabes que lo superficial es vano, entonces para mi eres perfecta. –Elisa lloro, y entonces miro al chico de nuevo, y reconoció una mirada calida, el chico al ver la mirada de su novia, entre risa le confeso: - ¿Recién me reconoces después de tantos años?, soy yo, Jhoan, sólo que cambie un poco, y mi nombre nunca me gusto mucho, te amo.

miércoles, 3 de junio de 2009

Cuento 12: La leyenda del rey.

Esta es la historia de un hombre, que vivía muy lejos de un pueblo olvidado. Este hombre había vivido toda su vida en la miseria, su madre desde pequeño siempre le había contado que algún día él seria una persona de gran riqueza, pero él nunca lo creyó.

Este hombre se pasaba el día cazando animales silvestres, ordeñando a su vaca, y cortando la leña. Era así como vivia cada uno de sus días, sin ninguna riqueza ni necesidad de ella. En sus días de ocio, gustaba dibujarse a él mismo sobre piedras lisas, soñando con las mas grandes aventuras.

Un día, un niño curioso llego al lugar. Este niño provenía del pueblo y había decidido salir a excursionar, llegando así a los montes lejanos en donde vivía este ermitaño. El hombre no acostumbraba a recibir visitas en su casa, solo alguna vez había dado alimento a algún viajero perdido.

-¿Quién es usted?-Pregunto el niño sin miedo por la desaliñada apariencia del ermitaño.
-Pues yo soy el dueño de este lugar, vivo aquí.- Dijo el hombre desconcertado.
-¿Y es usted también dueño de este bosque?- Volvió a preguntar el niño con tono de entusiasmo.
-¿Quién eres, y por que preguntas?- Dijo el hombre ya extrañado, al ver al muchacho solo en esos valles.
-Soy un niño del pueblo, y quería saber si podría entrar a su bosque, mi familia es pobre y no tenemos para comprar alimentos, es por eso que le ruego que me deje cazar algún conejo para llevar.
-¡Ah!... pues los conejos tienen una carne exquisita, entra y saca lo que gustes, yo ceno ceno como un rey obteniendo cosas de ese lugar.
El niño entonces salto de alegría y corrió al bosque a cazar un conejo, invitando al ermitaño a que visitara su casa algún día.
Cuando el chico volvió por la noche a su hogar, recibió una reprimenda por haberse ido del sin avisar. Para evitar el castigo, conto entonces que un hombre que cenaba todos los días como un rey, le permitia cazar en sus territorios el rico alimento que esa noche podrían disfrutar.
La mamá del chico quedo estupefacta, por lo que al otro día le contó a su mejor amiga, quien era panadera, que su hijo había sido invitado a comer por un rey de una tierra cercana, y que poseía muchos conejos que daba a los pobres.
La panadera entonces le contó a su esposo, quien era mercader, que un rey bondadoso tenía un bosque, el cual tenía las mas ricas delicias, y que este lo compartía con todo aquel que lo necesitaba, que era todo un héroe.
El comerciante encontrando la historia entretenida, la contó a sus amigos, de que un gran héroe, quien también era rey, había llegado a ayudar a los pobres. Uno de los amigos que escuchaba atento, para acotar a la historia, conto que una vez había visto extraños escritos en piedras lisas, al borde de un río lejano, donde hablaba de una leyenda de un gran rey de esas caracteristicas.
Los curiosos que escucharon la historia, rápidamente divulgaron el rumor de que un poderoso héroe, del cual se hablaba en profecías escritas en rocas milenarias, se había convertido en un bondadoso rey, el cual daba alimentos en abundancia.

El feudal entonces se preocupo de la situación, y mando a que se investigara aquel rumor, llegando entonces al niño, quien conto que algún día este rey vendría a su hogar. El Feudal entonces informo a su rey la noticia, al verdadero rey de esas tierras, quien mando a una escuadra a controlar la situación, y mantener alejado a quien se decía, que le usurparia su lugar.

El ermitaño un día entonces decidió ir donde el niño, llego a la ciudad y vio un montón de soldados apostados en torres y murallas, más no les presto atención, ni ellos a él. Por la noche la gente entonces decía, que el héroe había estado en la casa del niño, y que había burlado las defensas del rey.

La historia cobro tal vida, que la noticia de que el rey había sido derrotado recorrió todos los rincones del reino, y los pueblos cobrando ánimos aprovecharon el miedo de los soldados del rey por este nuevo héroe, crearon revueltas y derrocaron al rey, quien que nada entendía.

Entonces el niño fue a buscar al ermitaño, para decirle que se había convertido en gobernador de todo el reino y que la gente lo esperaba para que tomara el lugar en un castillo lejano. Entonces el ermitaño sin comprender, se vistió y fue al pueblo, donde lo recibieron con honores. Una carroza dorada lo llevo a la capital, en donde fue coronado como nuevo rey.