domingo, 11 de enero de 2009

Cuento -3 El pequeño lechero

El pequeño niño había caminado cientos de kilometros por el borde de un caudaloso río, sobre sus manos llevaba cargando una carretilla pesada, con pequeñas botellas de aluminio, llenas de leche fresca, el cual había obtenido gracias al trabajo de años en su pequeña granja.

El sol sobre su cabeza le daba animos y alumbraba el escabroso sendero, llena de barro pegajoso y piedras traicioneras, pero que no impedian que la carreta rodara y rodara sin detenerse.  El chico de vez en cuando se detenia para sacarse el sudor de la frente, y sonreia antes de volver a poner la carreta en movimiento.

A lo lejos, una casa lejana, allí haria su primera venta.  Camino rapidamente apurando el paso, a los pocos minutos estuvo tocando una puerta fina, de una casa de grandes ventanales.  Salio una mujer alta, delicada y fina, de pelo largo oscuro.  Hilando finas palabras le pregunto que es lo que deseaba, entonces el chico le presento la leche, sacada por él en su granja lejana. 

La mujer lo miro y sonrio, le parecio gracioso, y le compro una botella de aquella leche.  Le pago entonces con una moneda de oro, y cerro la puerta.  Más cuando el chico se fue, la mujer miro el frasco y lo vertio en la basura, sin pensar mas en aquel encuentro.  Lo que no se dio cuenta era que el niño miraba por la ventana, para ver la reaccion de la mujer al dar el primer sorbo.

El chico siguio, un poco mas desanimado sin entenderlo, se había esforzado en aquella leche y ella lo había tirado al tiesto como si nada, años de trabajo desperdiciado, ahora el sol ya no le parecìa tan agradable, y el camino se le hacía un poco mas dificíl.  A lo lejos entonces una bella casa, adornada de detalles en tela de multiples colores, caian por las ventanas y se movian con el viento.  El chico se acerco dudoso pero esperanzado, una linda chica salio a recivirlo.

La chica de tez blanca y sonrisa calidad, de esencia humilde, y pelo mirada sincera se le acerco mirando con curiosidad lo que el chico traía.  Tras concretarse la venta, por una moneda de oro, la chica desparecio tras la puerta, el chico dudoso entonces se acerco a la primera ventana abierta para observar.  Vio sobre la mesa la leche sin tocar.

Paso bastante tiempo antes que la chica se acercara, la abrio y dejo un vaso a su lado, el chico esperanzado espero un poco mas, pero la chica abrio la nevera y saco otro frasco de leche, de una marca multinacional, y tomo de esta desechando la que el chico había hecho.

El chico entonces ahora con paso pesado, siguio caminando, la carreta se tambaleaba de un lado a otro.  Sus pies ahora tropezaban y el calor le pesaba sobre su cabeza.  A lo lejos entonces una casa extraña, con ventanas angularmente imperfectas, pintada de color calipso.  

El chico decidio pasar de largo, ¿para que volver a desperdiciar todo su trabajo?, entonces sin querer se encontro con otra chica, al borde del rio, de mirada rara, y con una sonrisa graciosa, sobre un bello rostro.  La chica le hablo, y tras una pequeña conversación el chico entonces decidio venderle un frasco, por una moneda de oro.

La chica álegre entonces corrio con su frasco a la casa, el chico en cambio decidio seguir caminado, pero la duda pudo más y entonces le hizo correr hacia la ventana.  Ahi estaba aquel frasco de leche sin ser tocado, sobre un pequeño aparador en la cocina.  Pasaron las horas y nada, se hizo de noche y el chico seguía esperando.

Entristecido entonces decidio volver a su casa, dejando la carreta abandonada, entonces la chica salio y lo vio sorprendida.  

-¿que haces aqui chico?-pregunto la niña sonriente.  El chico entonces enfurecido le conto todo lo que había pasado para crear tan rico producto, y como una y otra vez lo vendia pero nadie lo probaba, por lo que la chica sonrio.- ¿Sabes?, yo si lo sé, pero en realidad no puedo probar la leche, una extraña enfermedad, pero vi todo el esfuerzo y me maraville de lo que habias hecho, es por eso entonces que decidi comprarte un frasco y guardarlo como un gran tesoro.

Entonces el chico agacho la cabeza y saco de su bolsillo la moneda de oro, la extendio colocandola sobre la mano de la chica.

-quieres que te devuelva el frasco... ¿Verdad?.-dijo la chica con un tono melancolico.  A lo que el chico con una sonrisa respondio.

-No, es su cambio... ya me ha pagado mas que suficiente.

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