viernes, 23 de enero de 2009
cuento 9 -Los tres principes.
El trío de príncipes se presentaron delante del rey, los primeros causaron una conmoción en la corte al presentar los más lujosos regalos a la princesa. El tercero, no tan agraciado como los otros, presento algo que fue desaprobado por la gente de la corte, unas simples semillas que no resplandecían ni parecían tener gran valor, mas el rey las guardo para sí.
Los días pasaron y la gente preparo grandes eventos para probar la valía de los príncipes, justa de espadas y tiros al arco, pruebas en el bosque y un sin fin de otras cosas repartidas a lo largo de una semana.
A la primera competencia los dos príncipes, altos, apuestos y de gran hermosura, derrotaron a los mejores hombres del reino y celebraron con cerveza sus hazañas en majestuosos festines, más el tercer príncipe no se presento ese día hasta los festines, en donde saco una gran cantidad de comida y la hecho en algunos canastos. Los nobles entonces comprendieron su pobreza, y se lamentaron por ver a un príncipe que tenía que guardar alimentos para si mismo.
Al siguiente día comenzaron las justas a caballo, en donde era de esperarse que los príncipes mostraran su coraje. Los dos grandes príncipes cumplieron con las expectativas, mas el tercer príncipe parecía cansado, débil, y no pudo mantenerse en el caballo. Los médicos entonces lo atendieron por unos días, y se corrió la voz de que les pago a los médicos una gran cantidad de monedas de oro, entonces la gente lo trato de tacaño, había dado oro por su cuidado más no para un regalo digno de una princesa.
Y los días pasaron y los dos grandes príncipes fueron queridos, repartían oro a la gente que asistía a sus combates, ganándose el afecto de la gente. Más el tercer príncipe cargaba tesoros en una carretilla y no permitía que nadie tomara un centésimo de lo que ganaba en las competencias solo por presentarse.
Y así el tercer príncipe se hizo impopular hasta que llego el día en que la princesa debía decidir con cual se casaría, la gente en su totalidad acudió a tan magno evento. Entonces se presentaron los tres príncipes, los dos primeros vestidos con lujosos y hermosos atavíos, mientras que el tercero vino con horribles ropas de campesino.
Entonces el rey levanto su mano, y el pueblo se silencio, y la princesa entonces tomo unas flores blancas y se dirigió a los dos grandes príncipes, y les dijo- Tomad estas flores blancas.-El pueblo estallo en aplausos-Y usadla como disculpas para vuestra familia por haberlos hecho viajar en vano. –El pueblo enmudeció y ni un murmullo corrió.
Se acerco al tercer príncipe y hablo:
-¿Qué significan las semillas?
-Las semillas fue lo mas preciado que había en mi jardín, en mi ciudad lejana en donde la gente lucha por hacer crecer unas pocas al año.
-¿Dónde estuvisteis el primer día de eventos para mi?.
-Iba de camino cuando encontré un grupo de gente que vivía bajo un puente. Pase él día con ellos y juntos construimos unas pequeñas casas con madera que compramos en las afueras. La gente pobre supo de la construcción por ende tuve que ir en búsqueda de comida, entenderá usted que no encontré lo suficiente y recordé la cena, por lo que me permití sacar algo de las sobras mi señora.
-¿Qué os ocurrió al día siguiente?
-Trabaje todo el día por lo que estaba cansado.
-Y supongo que el dinero dado a los médicos fue por los servicios prestados.
-Mas no para mi, la gente que llego habían muchos enfermos, por lo que tuve que pagar mas de la cuenta para que ellos también fueran atendidos por los médicos de la ciudad. Pero muchos tardarían en curar, por lo que era necesario algo de la riqueza ganada en las competencias para que pudieran vivir por algún tiempo sin tanta necesidad. –El príncipe sonrió- Pero creo que también tuve que dar de mis ropas, pero no hay problema, tome de ellos estas.
Entonces la princesa sonrió y le entrego una hermosa flor roja.
sábado, 17 de enero de 2009
Cuento 7 -Pensamientos de un compañero.
Estaba entonces él recostado sobre la cama, viendote sonreir, bajo el brillante sol que entraba por la ventana, tiñendose de multiples colores al pasar coloridos vidrios que alegraban tu vida cada día, al mostrarte un mundo más optimista.
Se sintio un poco incomodo al verte mas alegre de lo normal, pues eras su confidente pero a veces él sentia que pasabas cosas por alto, a veces solo podía deducir cuando llegabas y llorabas sobre él, sin decir alguna otra palabra. Recordo entonces cuantas veces trato de rogarte, intentando derramar alguna lagrima, que le contaras aquellos sucesos del diario vivir.
Vio cuando te pusiste aquella ropa colorida, algo andaba mejor que de costumbre, trato de sonreir mas no pudo. Tuvo la esperanza que volvieras con esa misma alegría. Cuantas veces antes te había visto asi, y luego mas tarde sin saber el por que lo lanzabas lejos, lo herias, y asi cada decepción se habia convertido en una cicatriz tambien para él. Tan solo si supieras lo que él sentía.
Un boton menos de su piel era tu desesperanza, un ojo herido era tu decepción, una oreja doblada era el castigo despues de haber escuchado por horas tus confidencias. Entonces lo tomaste con tu alegria y lo guardaste dentro de una caja, le pusiste una cinta, y él en la oscuridad pudo sentir cercano tu calor, algo en su corazon inerte le decia que sería la última vez. Desesperado deseo poder hablar una vez en su vida, decirte por una vez lo bella que te veias a la luz del sol.
Pero ya era tarde, ese día nunca mas volviste a ver al oso de felpa que abuela te habia regalado, ahora él era el confidente de alguna otra niña.
jueves, 15 de enero de 2009
Cuento 5 -Los cuatro manzanos y el nogal.
Dos jóvenes habían viajado cientos de kilometros para emprender una nueva vida, alejada de la sociedad y toda comodidad, sin antes haberse aprovisionado por muchos años, y habiéndose hecho de materiales para construir sus casas.
Después de haber viajado cientos de kilometros, cruzando las montañas, y habiendo llegado a un extenso paraje, fue entonces que decidieron construir sus casas. Con ahínco las construían, y entusiastas cantaban una alegre canción llena de esperanzas de una vida mejor. Una vez terminada sus casas, decidieron entonces cavar un poso que les diera agua, y cerca de este comenzar la plantación que les daría alimentos para sobrevivir cuando las provisiones comenzaran a faltar.
Elliot, planto cerca de su pozo cuatro ricos manzanos, semillas que había encontrado en el camino, mientras que Albert había comprado la mas rica semilla de nogal, de un conocido y famoso lugar.
Los años pasaron y los árboles crecieron, las provisiones entonces comenzaron a escasear. Más los cinco árboles crecieron en hermosura. Elliot un día al amanecer salio y encontró sus árboles floridos, más el nogal solo crecía verde y fuerte, pero Albert solo observo con esperanzas y sonrió.
El tiempo paso y los manzanos dieron frutos, redondos y brillantes, más el nogal, solo daba unas flores blancas hermosas que deleitaban la mirada y alentaban los sentimientos de su dueño, más ningún fruto dio por mucho tiempo. Albert se esforzaba a diario, cortaba sus ramas y protegía al árbol de la lluvia he insectos, hasta abandono sus otras cosechas menores para estar siempre observante de lo que le pudiera ocurrir. Su amigo molesto entonces le dijo que lo echara abajo y que comiera de los manzanos que daban en abundancia.
Entonces Albert se negó, y dijo que solo comería de aquel nogal, y Elliot entonces enfurecido separo sus casas por una cerca y no le volvió a dirigir la palabra. Y así fue.
Albert comenzó a enfermar, el alimento no era suficiente, y entonces busco el refugio en su querido árbol que se meneaba de un lado a otro encantando sus ojos, entonces el joven se tendió ante sus pies y murió a su lado.
Al otro día Elliot se levanto y vio a su amigo inerte tendido bajo el árbol, entonces lloro por la desgracia de su amigo y decidió enterrarlo bajo su querido nogal. Olvidándolo después de un tiempo.
A los pocos soles entonces, el nogal había cambiado sus flores hiptonicas y blancas, por pequeñas esferas doradas, Elliot las miro y probo de aquel fruto, el cual fue un manjar a su paladar. Entonces comprendió que sólo el sacrificio podía crear cosas tan preciosas, y el árbol fue conocido y amado por generaciones de personas, más nadie nunca recordó ni menciono a aquel que lo planto.
lunes, 12 de enero de 2009
Cuento 4. -Monumento a la vida
La niña se puso de rodillas sobre el calido cesped, tomo unas pequeñas piedrecillas y jugueteo con ella entre sus dedos, dedos delgados y palidos, que le hacian juego con su nariz respingada color rosada, que se veia bellamente acompañada por dos risos dorados que bajaban por su cara, en forma ludica y aleatoria. Su vestido blanco ya se había ensuciado a primeras horas del día, con diversas manchas de tierra, y una que otra mancha de chocolate.
Sus ojos verdes entonces repararon de que en un asiento de acero cercano, se encontraba un hombre vestido de blanco, un hombre viejo, de pelo blanco y sonrisa luminosa. El hombre le sonrio, y ella le regreso la sonrisa, con sus labios finos y refinados.
La niña siguio entonces jugando con las piedrecillas, sin volverle a prestar atención al hombre. Hasta este consumido por la curiosidad le pregunto. ¿Que es lo que haces pequeña niña?.
La niña lo miro, como cuando un adulto mira a un niño cuando hace una pregunta absurda. -Quiero armar un pequeño monumento por aquellos que han muerto.
El hombre asombrado entonces la miro con mas curiosidad, la niña tenía algunos pocos pares de piedras, ¿Como podría hacer un monumento?, entonces entendio que sólo se trataba de una jugarreta de la niña, tan común en los niños de hoy en día.
-Y dime pequeña, ¿Como es que piensas hacer un monumento por los muertos?- Pregunto un tanto divertido.
-Es facil, esta piedrecilla representa la fortaleza de aquellos que murieron, aquellos que dieron su vida por otros sin cuestionarsela, los que jamás dudaron en ayudar al projimo, esta redonda a aquellos que su sonrisa llenaron de alegria la cara de muchos, estos por los que aprendieron a hablar de corazon a corazon, esta rosa blanca por los que amaron sin ser amados y asi conocieron el amor, y esta rosa roja por los amantes que podían mirarse a los ojos sin temor, esta amarilla por aquellos que fueron fieles en amistad.
Entonces la niña se aparto, y el hombre vio el mas grande monumento jamás concebido, el monumento de aquellos que vivieron.
domingo, 11 de enero de 2009
Cuento -3 El pequeño lechero
El pequeño niño había caminado cientos de kilometros por el borde de un caudaloso río, sobre sus manos llevaba cargando una carretilla pesada, con pequeñas botellas de aluminio, llenas de leche fresca, el cual había obtenido gracias al trabajo de años en su pequeña granja.
El sol sobre su cabeza le daba animos y alumbraba el escabroso sendero, llena de barro pegajoso y piedras traicioneras, pero que no impedian que la carreta rodara y rodara sin detenerse. El chico de vez en cuando se detenia para sacarse el sudor de la frente, y sonreia antes de volver a poner la carreta en movimiento.
A lo lejos, una casa lejana, allí haria su primera venta. Camino rapidamente apurando el paso, a los pocos minutos estuvo tocando una puerta fina, de una casa de grandes ventanales. Salio una mujer alta, delicada y fina, de pelo largo oscuro. Hilando finas palabras le pregunto que es lo que deseaba, entonces el chico le presento la leche, sacada por él en su granja lejana.
La mujer lo miro y sonrio, le parecio gracioso, y le compro una botella de aquella leche. Le pago entonces con una moneda de oro, y cerro la puerta. Más cuando el chico se fue, la mujer miro el frasco y lo vertio en la basura, sin pensar mas en aquel encuentro. Lo que no se dio cuenta era que el niño miraba por la ventana, para ver la reaccion de la mujer al dar el primer sorbo.
El chico siguio, un poco mas desanimado sin entenderlo, se había esforzado en aquella leche y ella lo había tirado al tiesto como si nada, años de trabajo desperdiciado, ahora el sol ya no le parecìa tan agradable, y el camino se le hacía un poco mas dificíl. A lo lejos entonces una bella casa, adornada de detalles en tela de multiples colores, caian por las ventanas y se movian con el viento. El chico se acerco dudoso pero esperanzado, una linda chica salio a recivirlo.
La chica de tez blanca y sonrisa calidad, de esencia humilde, y pelo mirada sincera se le acerco mirando con curiosidad lo que el chico traía. Tras concretarse la venta, por una moneda de oro, la chica desparecio tras la puerta, el chico dudoso entonces se acerco a la primera ventana abierta para observar. Vio sobre la mesa la leche sin tocar.
Paso bastante tiempo antes que la chica se acercara, la abrio y dejo un vaso a su lado, el chico esperanzado espero un poco mas, pero la chica abrio la nevera y saco otro frasco de leche, de una marca multinacional, y tomo de esta desechando la que el chico había hecho.
El chico entonces ahora con paso pesado, siguio caminando, la carreta se tambaleaba de un lado a otro. Sus pies ahora tropezaban y el calor le pesaba sobre su cabeza. A lo lejos entonces una casa extraña, con ventanas angularmente imperfectas, pintada de color calipso.
El chico decidio pasar de largo, ¿para que volver a desperdiciar todo su trabajo?, entonces sin querer se encontro con otra chica, al borde del rio, de mirada rara, y con una sonrisa graciosa, sobre un bello rostro. La chica le hablo, y tras una pequeña conversación el chico entonces decidio venderle un frasco, por una moneda de oro.
La chica álegre entonces corrio con su frasco a la casa, el chico en cambio decidio seguir caminado, pero la duda pudo más y entonces le hizo correr hacia la ventana. Ahi estaba aquel frasco de leche sin ser tocado, sobre un pequeño aparador en la cocina. Pasaron las horas y nada, se hizo de noche y el chico seguía esperando.
Entristecido entonces decidio volver a su casa, dejando la carreta abandonada, entonces la chica salio y lo vio sorprendida.
-¿que haces aqui chico?-pregunto la niña sonriente. El chico entonces enfurecido le conto todo lo que había pasado para crear tan rico producto, y como una y otra vez lo vendia pero nadie lo probaba, por lo que la chica sonrio.- ¿Sabes?, yo si lo sé, pero en realidad no puedo probar la leche, una extraña enfermedad, pero vi todo el esfuerzo y me maraville de lo que habias hecho, es por eso entonces que decidi comprarte un frasco y guardarlo como un gran tesoro.
Entonces el chico agacho la cabeza y saco de su bolsillo la moneda de oro, la extendio colocandola sobre la mano de la chica.
-quieres que te devuelva el frasco... ¿Verdad?.-dijo la chica con un tono melancolico. A lo que el chico con una sonrisa respondio.
-No, es su cambio... ya me ha pagado mas que suficiente.
sábado, 10 de enero de 2009
cuento 2 -Esperando a Ana maria-
Hernan habrio la puerta, cargado de numerosas bolsas y cajas que traía del centro de la ciudad, ese día había comprado muchas cosas para su novia, con la cual pronto contraeria nupcias, dejo las cosas sobre la mesa, dejando caer algunas cajas delgadas, las cuales contenian ropas de regalo para aquella a quien él amaba.
Se sento sobre el sillon, observando una foto de ana maría junto a él, que se habían tomado a orillas del mar mientras atardecía. Hernan dio un suspiro, no había nada que amara más que aquella compañia, tan ideal, tan dulce. Muchos otros recuerdos se le venían a la mente al ver esa delicada y dulce sonrisa.
Se levanto de su asiento, dejando caer su celular, en el cual parpadeaba una hiptonica luz. No le presto atención, la luz sólo le recordo aquellas luces en la noche que veían ambos siempre al anochecer, cuando caminaban tomados de la mano, bajo las estrellas prometiendose que todo estaria bien, sus ojos castaños les eran sinceros, y brillaban bajo esa mirada que le suplicaban que la protegiera en un abrazo eterno, teniendo por testigos las estrellas en el cielo profundo.
Se acerco entonces a la ventana y miro por las calles mientras se sacaba la camisa, afuera unos niños jugaban, ¿Que nombres les pondrian a sus hijos cuando llegara la oportunidad?. Nunca habían hablado de casarse, pero se habían proyectado, eligiendose mutuamente para pasar el resto de sus vidas, con dulces palabras que hubieran convencido al mas terco de los hombres.
Cerro la casa y miro en todas direcciones, cuanto había sacrificado para aquella felicidad, todo finalmente había valido la pena. Miro los paquetes sobre la mesa, y observo que había olvidado uno en la tienda, tomo su celular con sus blancas manos, y lo obervo mas detenidamente con su ojos oscuros, se retiro algunos mechones castaños que estaban delante de sus ojos, y observo una reciente llamada y un mensaje del celular de su amada.
Hernan sonrio, y se dispuso a escuchar la dulce voz que lo habia cautivado, pero en vez de eso una voz fria resono, una voz aspera de hombre, el cual anuncio: "hemos encontrado este celular en medio de un accidente automoviles, si conoce a la propietaria del celular lo necesitamos para poder reconocer sus restos".
Cuento 1. -El dueño del mundo-
El emperador Ian se levanto temprano de su cama, el sueño pesaba sobre sus hombros, más un claro horizonte lo llamaba y lo llenaba una gran fuerza interior. Vio sobre su cama un traje blanco, planchado y elegante, con detalles naturales bordados en oro, y sobre la perchera de su pieza una capa gris y un sombrero plano, con visera blanca y sobre ella un pequeño simbolo dorado, que dibujaba la tierra rodeada de dos laureles alrededor.
Al vestirse se miro al espejo y sonrio, sus ojos negros mostraban temeridad, y una gran fuerza interior de la cual estaba conciente, lo que le elevaba en autoestima, banqueteandose en un orgullo unico. Tomo un baston negro, tocandolo con sus dedos adornados de anillos dorados, los cuales representaban cada territorio conquistado, se acerco a la ventana lentamente y contemplo un magnifíco escenario.
El sol se levantaba en el horizonte, podia observar una gran calle extremedamente ancha, y sobre ella millones de hombres alineados con trajes grises y con un rifle sobre sus hombros, que marcaban el paso de un ritmo mecanico sobre la tierra. Al fondo un gran arco de oro, y sobre este cinco estatuas que representaban los continentes a los cuales habia entrado victoriozo. Los hombres seguían marchando y marcando ese paso mecanico, dando gritos de saludos.
El cielo se volvio gris, miles aeronaves cruzaban el cielo lentamente, aeronaves que venian hacia él, de acero brillante, reflejando el sol lejano que se asomaba, dejando ver entre sombras gigantescas, maquinas caminantes que desfilaban bajo el arco. Lian abrio mas sus grandes ojos y extendio sus brazos hacia el cielo anchando mas su sonrisa macabra.
Lejos al este, entre los edificios, se podia obervar el mar, y cientos de cruzeros que lo cruzaban. El espectaculo mecanico se incremento más cuando por la calle que estaba a sus pies, ruidosas maquinas con las mas variadas armas defilaban, acompañadas por mas hombres que cantaban una canción al unisono, una canción de victoria, una canción fuerte, mezclada de fuerza, alegría, pero que tambien helaba los corazones de las personas.
Cuatro hombres y una mujer vestidos de blanco entraron a la habitación, lian con su sonrisa se giro para mirarlos, moviendo levemente su cabeza en varias direcciones a la vez. Los hombres le miraron profundamente. La mujer rubia que los acompañaba, elegantemente vestida de blanco se le acerco, y lo saco de la ventana, lo sento sobre la cama suavemente, le retiro la gorra y su capa gris. Los hombres lo volvieron a mirar con aprensión.
-Señor, es hora de su medicina, si no la toma, su salud mental puede empeorar- Entonces uno de los hombres camino a la ventana para cerrarla, sin antes mirar una calle vacia y gris solo acompañada de un cielo despejado.
viernes, 9 de enero de 2009
creando vida
El sol aparece al amanecer y se oculta al atardecer, algunas personas lo comparan con lo que es el vivir y el morir, pero en realidad nada muere, cuando atardece nace la luna y nacen las estrellas, y que mas vida que aquel movimiento y la danza luminosa de esos seres celestiales.
A veces buscamos las cosas en donde todo se ve claro, pero el sol en realidad ciega la vista, y nuestros ojos lectores de mentira nos dicen lo que el mundo quiere que veamos, pero que nada mas real que cuando podemos sentir las cosas y podemos realmente sentirnos vivos. Los sentimientos dan la vida, no hay nada mas fuerte que de lo que viene del interior, y nada tan fragil tampoco, es una fortaleza que se debe nutrir tanto como si fuera un individuo.