domingo, 10 de mayo de 2009

Cuento 10 - El viajero y el puente.

Caminando por la noche silente, el pequeño viajero se detuvo observando la luna, esa noche como de costumbre, las estrellas eran brillantes y el cielo se adornaba de puntos luminosos sobre el sustrato abstracto de la extensión celestial, moteada de diversos tonos azules y morados.

El chico vestía de forma ligera, un jeans azul y un chaleco negro, zapatos negros, y en su mano un hermoso farol de cobre. Sobre su hombro, cargaba un bolso de cuero, abultado y pesado, que por más que deseaba que este fuera ligero, no lograba desprenderse de las cosas que ahí guardaba. Pues pensaba que hasta el objeto mas mínimo le sería necesario, en un futuro incierto y lejano.

Camino por los extensos valles en solitario, hasta encontrarse con un oscuro y extenso acantilado, más sombras de bosques frondosos al otro lado lo llamaron a cruzar. Pensó primeramente en bordearlo, más sintió que el tiempo no era su aliado. Miro nuevamente, entonces vio un largo puente maltrecho, sin pensarlo demasiado se dispuso a cruzarlo.

El puente era de madera, sin barandas, pero firme en apariencia. Puso un pie sobre este, y las tablas crujieron, haciendo caso omiso, entonces dio un segundo paso. El puente cada vez hacia más crujidos, unas tablas se rompieron una vez pisadas, y otras fueron a dar a un profundo vacío, provocado por el envejecimiento natural de la madera bajo la presión del peso del pequeño mas su mochila.

El viajero al llegar al otro lado entonces miro atrás y vio que el puente era inutilizable, más se sintió satisfecho y decidió descansar hasta el amanecer. Se tendió sobre el pasto seco, y puso su mochila a un lado, se dejo llevar por los astros quienes lo hicieron dormir profundamente.

Cuando el chico despertó a la luz del sol, se vio rodeado de arboles secos, flores marchitas, por lo que se sintió inseguro. Al querer regresar entonces por el puente se dio cuenta que no había un retorno sencillo, el puente había caído casi por completo, dejando solo un madero que unía ambas orillas.

El chico entonces inseguro se acerco, y puso un pie sobre la viga, la cual de inmediato crujió ante el peso de él y su mochila. Las horas pasaron y el pequeño se entristecía, en ese lado del acantilado no había alimento, ya había recorrido y observado, más nada le prometía, que mas lejos de ese punto encontrara algo diferente.

Entonces el chico en la desesperación, decidió dejar su mochila atrás y cruzar la viga maltrecha, y una vez lograda tal hazaña, se sintió feliz. Más al ver que la viga no había sufrido daño alguno, decidió cruzar en búsqueda de su mochila, al lograrlo se la puso, he intento cruzarlo, más la viga cedió al primer paso y cayo a lo profundo del abismo. El pequeño había dado un salto hacia atrás, quedando en el lado del valle seco y ruin.

1 comentario:

  1. Me gusto como todos tus cuentos pero creo que no me a quedado claro el mensaje que quieres dar o quizas es muy temprano xD te quiero Darek ;*

    ResponderEliminar